Ese primer volumen es La Sal, y para celebrarlo y acompañar su venida al mundo de los lectores y de la escena me acompañan
la editora, Anna B'Koaj, que en la foto aparece haciendo la presentación de la editorial. A mí, como autora, me sitúan en el medio. Y a mi derecha Alfonso Levy. En la foto también se puede apreciar el cartel del montaje de teatro que tendrá lugar los días 29 y 30 de noviembre en La Caldera.
Alfonso Levy toma la palabra. Despliega un discurso inspirado, cercano, lleno de pasión y de atención al texto que trata y que me emociona y emociona al público asistente. Este gran humanista que es Alfonso hace que todos sintamos que estamos viviendo un momento especial. Agradezco todas las palabras bellas y poderosas que le ha generado la lectura de La Sal, y un momento en especial cuando, muy cómplice con mis gustos, cita a Isak Dinensen, "una mujer que sabía mucho del dolor" y recoje estas palabras de mi madrina literaria: "todo el dolor cabe si se lo pone en una historia."
La sala está llena. Han venido amigos del alma (aunque a muchos se les ha torcido el día pero, igual han mandado deseos de éxito). También han venido amigos de la tertulia del laberinto. Pero hay caras que no conozco, ojos brillantes, oídos atentos con los que me encuentro por primera vez. Comienzo mi intervención dedicando este encuentro a dos mujeres que han muerto en estos días y que han dejado algo bello en mi vida: Lolita esteve e Isabel Núñez.
Durante el fin de semana he pensado mucho en qué decir en esta presentación, y esta mañana, con un chupito de hierbas ibicencas al lado, por los nervios, he tomado un pequeño mundo de notas. Mi amigo Albert Tola me dice, al final del acto, que ha sido muy interesante, pues Alfonso ha hablado íntimamente del texto pero desde fuera, y yo he hablado con la voz sincera de quién lo escribe, del proceso, las decisiones y los hallazgos que encuentra.
Al final de las intervenciones una sorpresa: dos de los actores del montaje, Motse Alcoverro y ferran Lahoz leen algunos fragmentos de la obra. Veo lágrimas en los ojos de Julia y María Josepa, en la primera fila.
Montse Alcoverro lee la FOTO de Salma. Antes, Alfonso ha dicho que la llegada de este papel a la vida de una actriz no puede ser casual, de alguna manera tiene que ser "merecedora" de él. Sin duda Montse ha sido el alma mater de que el montaje de La Sal sea otra realidad a punto de nacer.
Firma de libros; risas y chistes mientras esperan en la cola. también cóctel de champán y unas deliciosas fresas al chocolate que no cataré. Anna nos ha cuidado a todos, un detalle que ya casi no se ve. Abrazos de verdad, de tacto cálido, felicitaciones, cuesta dejar el espacio. Pero al final seguimos con una copa de vino blanco amparados por las murallas de Barcelona.
